DEL AMARNISMO A LAS HIPÓTESIS EGIPCIANTES DE LA BIBLIA


DEL AMARNISMO A LAS HIPÓTESIS EGIPCIANTES DE LA BIBLIA

Autor: Gerardo Jofre

29/04/2007
Permitidme abrir un tema de debate en este foro. Pienso que siempre es positivo aportar opiniones y dar pié a la participación en nuestro foro de arqueología bíblica. El tema que expongo a continuación parece de actualidad, pero es algo que se gesta desde la época del renacimiento y que hoy ha desembocado en preguntas que se plantean en montones de libros, tales como ¿ Akhenatón y Moisés fueron la misma persona ? ¿ José fue Yuya ?. La simbiosis Patriarca-Faraón ha llegado hasta tal punto que a los ojos de un círculo actual de escritores los patriarcas hebreos y los faraones fueron las mismas personas.

Son “ Las Hipótesis egipciantes de la Biblia “ porque “ egipcian “ la Biblia, es decir, no se dedican a mostrarla en el contexto de Medio Oriente Antiguo, lo cual es obvio a nivel de Egipto, Siria y Babilonia, sino que borran todo lo hebraico y lo transforman en egipcio. Así pues, la Biblia es simplemente egipcia y todo los acontecimientos que narra son vivencias egipcias de personajes egipcios. Esas vivencias egipcias son recogidas por los antiguos Israelitas e incorporadas a su historia y religión a través de la Torah.

Esta posición ( en mi opinión ) arriesgada: Que todos los acontecimientos narrados en la Biblia no son más que el reflejo hebraizado de la historia de Egipto; tiene su origen en el descubrimiento arqueológico de Tel-Amarna y el paralelismo entre el monoteísmo revolucionario de Akhenatón y el monoteísmo bíblico. Efectivamente si bien desde el hebraísta inglés John Spencer (1630-1693)en su obra De Legibus, ya se trata de probar el origen egipcio de distintas instituciones israelitas, como la fiesta lunar, los objetos sagrados ( los querubines, el Arca de la Alianza, los Urim y Tummin…), es a partir del desciframiento de los jeroglíficos y el descubrimiento de los documentos de periodo Tel-Amarna, cuando se observan los paralelismos entre Moisés y Akhenatón.

James Henry Breasted en su discurso “ De Hymnis in Solem sub Rege Amenophide IV redactis ( 1894 ) defendía la importancia de la revolución monoteísta de Akhenatón para la interpretación del monoteísmo bíblico. En esa misma época, el egiptólogo Arthur Weigall se preguntaba ¿ No es el Salmo 104 de la Biblia una traducción hebrea del himno de Akhenatón ?.

Desde luego, no pueden negarse similitudes evidentes entre el Himno de Akhenatón y el Salmo 104 ( puede verse un fragmento del Salmo 104 y el Himno a Atón en nuestra página http://www.ieab.net/akenaton4.html

La religión de Amarna fue una contra-religión egipcia al igual que la religión judía. En los textos de Amarna no aparece mención alguna a los dioses, únicamente al dios Atón. En el gran himno a Atón, se ruega al sol como a un ser vivo. Cuando está Atón está dios, cuando llega la noche se produce la ausencia divina. En esta referencia a la noche hay una correspondencia con el Salmo 104:20-23.
Cuando en el himno a Atón se mencionan los animales acuáticos y los barcos hay un paralelismo con el Salmo 104:26. Las exclamaciones son similares ( Cuantos! o Cuan excelente! ).
Por ejemplo: Salmo 104 <<¡ Cuan diversas son tus obras!
Todas las hiciste con sabiduría >>
Además en el Salmo 104:29-30 se expresa la misma dependencia del mundo hacía Dios.
No obstante, también hay diferencias textuales y teológicas. La revolución teológica de Amarna se basa en la propia naturaleza. Atón, el disco solar, es el creador de la luz y la visibilidad. Al contrario del monoteísmo bíblico no es un dios espiritual, sino natural.
Los trabajos de Arthur Weigall y James Henry Breasted fueron de ayuda para que Sigmund Freud publicara en 1938 su obra “Moisés y la religión Monoteísta”.

Sin embargo, Freud no profundizó mucho en las traducciones y sus conocimientos sobre la religión de Amarna eran escasos. Por otra parte en su obra, no menciona los paralelismos entre el Salmo 104 y el himno de Akhenatón, aunque describe en su obra a un Moisés atonista, no llega a identificarlo con el propio Akhenatón.
A partir de este momento la hipótesis de identificar a este faraón con el propio Moisés comienza a tomar más fuerza. Los escritos del historiador Manetón nos describen a Moisés como un sacerdote de Heliópolis y que practicaba un culto solar. Tanto Apión como Manetón lo sitúan en la época de Amarna. Además en Hechos de los Apóstoles (7,22 ) se dice que Moisés aprendió la sabiduría de los egipcios.
¿ Tal vez Moisés era un sacerdote contemporáneo a Akhenatón? O demos un paso más arriesgado dentro del terreno hipotético, ¿ Moisés y Akhenatón fueron la misma persona?
En 1991 el investigador anglo-egipcio Ahmed Osman publicó su obra “ Moisés, Faraón de Egipto “ donde pretende demostrar que Moisés y Akhenatón fueron realmente la misma persona. Dentro del sensacionalismo, Oshman publicó otro libro titulado “ Un extranjero en el Valle de los Reyes » quien afirma que la identidad del José bíblico era la de Yuya.

Vease foto de Yuya en: http://www.horemheb.com/Yuya2.jpg

A partir de aquí comienzan a salir hipótesis cada vez más egipciantes de la narración bíblica:

Charles N. Pope, autor del libro “ Living in Truth: Archaeology and the Patriarchs “ ( El que vive en la Verdad: La arqueología y los Patriarcas ) analiza el “ paralelismo entre el registro hebreo (la Biblia) y la evidencia de la Egiptología “, llega a la conclusión sumamente arriesgada ( a mi juicio )a la que tantos otros también han llegado: Los faraones egipcios reinaron también como reyes de Israel bajo nombres hebreos, de forma que la Biblia recoge el recuerdo que aquellos reyes dejaron en Israel. De este modo los patriarcas enumerados en el libro del Génesis son los “ Reyes-Dioses “ del mundo antiguo: Adán es el dios Atum, Enós es Amenemhet I, Moisés es Akhenatón y Abraham es el general egipcio Djehuty, Jacob es Amenhotep II, a Jesús se le identifica con Osiris, Thot es Lamec, Seth es satanás, Yahweh es Amón, etc.

Es seguro que existen influencias inevitables entre la mitología egipcia y la narrativa de los patriarcas bíblicos, pero la Biblia tiene sustantividad propia, autonomía suficiente e independencia frente al panteón de dioses egipcios. Además como bien añade Ana María Tapia A. del Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile en su trabajo: La Biblia en el contexto del medio oriente antiguo: << la egipcia no es la única influencia que podemos encontrar en la Biblia, también pueden hallarse paralelos entre la literatura de Israel y la literatura mesopotámica. Por ello se postula que existe en el Medio Oriente un bagaje cultural común a todos los pueblos, un bagaje del cual el pueblo de Israel, en mayor o menor medida se nutrió, imprimiéndoles su sello propio…>>
Por otra parte, Jan Assmann, catedrático de egiptología de la Universidad de Heidelberg ( Alemania )dice en su libro “Moisés el Egipcio “ ( Editorial Oberon ): <<Esta identificación ( Akhenatón = Moisés ) no ha dejado de ser adoptada por otros muchos autores que trabajan en un campo que podría denominarse “ ciencia ficción “ aplicada al pasado en lugar de al futuro >>.
En líneas generales, Pope utiliza excesivamente las raíces de los nombres que aparecen en la Biblia y su posible traspolación egipcia, jugando con su significado y buscando una conexión egipcia. Sin embargo, en mi opinión escasean en este libro los hallazgos arqueológicos que dan título al libro » La arqueología y los patriarcas «. En esta obra todo lo hebreo es realmente egipcio y todo lo egipcio es hebraizado para su posterior inserción en la Biblia.

Las hipótesis de Pope alcanzan su culminación cuando defiende que hay dos Moisés, dos José y dos Josue, insertados en el texto bíblico que tienen lugar en distintos periodos de la historia de Egipto. Para este autor un Moisés es Hammurabi y otro es Akhenatón.De esta forma habría habido dos éxodos, el primero en la XII Dinastía y el segundo al final dela XVIII Dinastía.

Suele ser común en este grupo de autores la defensa de un nuevo orden cronológico en la historia del antiguo Egipto y ello es así porque el actual cuadro cronológico trazado por la egiptología “ es contraproducente para la defensa de sus argumentos “. Por ejemplo añade el mismo Charles N. Pope: << Sólo reestructurando las historias independientes del Antiguo Testamento con la ayuda de la arqueología puede determinarse una cronología antigua exacta, y recuperar las verdaderas identidades de los personajes bíblicos >>.

David Rohl en su libro “ Test of Time “establece una nueva cronología del Antiguo Egipto adaptada a los personajes bíblicos. Rohl adelanta la cronología vigente actual en trescientos años basándose en un eclipse solar en tiempos de Akhenaton que fue descrito en una tablilla hallada entre los restos del antiguo palacio del rey Nikmaddu II en la ciudad de Ugant ( Al norte de Tiro, en la costa del Mediterráneo ).

Según Rohl el reto-cálculo por ordenador ha confirmado que un eclipse ocurrió treinta minutos antes del ocaso del nueve de mayo de 1012 a.C. y que este fue el único eclipse solar sucedido una hora antes de la puesta en esta localización durante todo el II milenio a.C.

Rohl deduce que la destrucción del palacio de Nikmaddu II y el envío de la carta de Abimiku a Akhenatón ocurrieron poco después de que fuera registrado en la tablilla el eclipse solar del año 1012 a.C. De esta manera Akhenatón sería contemporáneo al Rey David y los “ habiru “ mencionados en las cartas de Amarna no serían otros que los hombres de David.

Para Rohl el problema que actualmente tienen los arqueólogos en hallar el contexto adecuado para el reinado de David y Salomón es el arrastre de una cronología errónea y concluye que irónicamente, el celo de los primeros arqueólogos por encontrar evidencias del mundo bíblico les llevó a un marco cronológico en el que posiblemente no pudieron existir.

Para los franceses Roger y Messod Sabbah en su obra Les secrets de l’Exode, Akenatón era Abraham y los hebreos del Éxodo no eran otros que los egipcios de Aket-Aton. Los egipcios de Aket-Aton que fueron expulsados a Canáa, provincia situada a diez días de marcha desde el valle del Nilo, no se llamaban hebreos sino «yahuds» (adoradores de Faraón),que fundaron más tarde el reino de Yahuda (Judea).

Según los mismos autores Abraham, Sarah, Isaac, Rebeca, Jacob, Israel esconden nombres y títulos de la realeza egipcia. De esta manera identifican a Aaron como el faraón Hormhed. Moisés era en realidad el general egipcio Mose (Ramesu) que se convertirá después en Ramsés I y Josué, «servidor de Moisés», su primogénito.

Otra obra, esta vez española, es la del autor Alexandre Herrero Pardo (editorial Turismapa)y que lleva por título FARAONES DE EGIPTO, REYES DE ISRAEL ( la identificación de los patriarcas hebreos entre los nobles egipcios ).Sin embargo, en este caso no pretende demostrar una asimilación total y directa de un faraón con un patriarca hebreo, sino exponer las coincidencias que puedan permitir una nueva interpretación de la historia de Egipto y la narración bíblica, como añade en el prólogo Manuel Forcano.

Únicamente quiero con esto decir, que estás hipótesis egipciantes pueden ser fascinantes y atractivas, pero en mi opinión, son tan sólo eso :hipótesis alternativas que nos hacen reflexionar. De este modo el lector debe tener muy clara cual es la corriente académica general y actual que se sigue entorno a la relación Egipto con el mundo de la Biblia. En caso contrario, puede confundirse y tomarse estas hipótesis como verdades absolutas.

2 Respuestas a “DEL AMARNISMO A LAS HIPÓTESIS EGIPCIANTES DE LA BIBLIA

  1. jorge alvarado leon

    Estos temas me apasionan y mas si son artículos de escritores tan serios, estudiosos y muy bien documentados. Mil gracias por permitirnos tanto conocimiento en base a su gran esfuerzo. joraleon@hotmail.com

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